Para discutir de todo...como en botica.

miércoles, noviembre 30, 2005

Julian Román, o la esperanza de los feitos

Yo no soy particularmente bonito. Por ahí he visto que algunos, como el arte de confundir, han colgado fotos de cuando eran niños bellos– yo no fui lindo de ver ni cuando tenía dos años. Un fracaso de la estética. Un triunfo de lucifer que se burla de nosotros. Un susto para los pobres nenés que me acompañaron en el preescolar. Un trauma para mis padres, una carga para mis amigos de adolescencia.

Pero acá estoy, sigo vivo. Y, ya que no me gusta mentirme y los espejos tampoco lo han hecho (ni hablar de las cámaras fotográficas, que me resultan engreídas), siempre me he preguntado cómo demonios lo he logrado. Pues anoche vi Los Reyes por primera vez, acompañado de un amigo fanático a quien debo este post y muchas otras cosas. La luz se hizo ante mis ojos: entendí por qué mi fracaso, afortunadamente, no ha sido total.

El personajillo aquél cuyo nombre olvido, ese que dice “hoola, mi diosa coroná”, es un moreno más bien feito.

No es que sea un engendro como yo, pero no es nada del otro mundo. Pero, claro, en la comedia aquella que nos venden como telenovela (¿telenovela cómica? ¿cominovela? ¿novelicomedia?) se levanta a una señorita que no es nada desagradable. Y, encima, me cuenta mi amigo que el actor es novio de la supermamacita, del amor de mis amores, de la más buena en el calendario “Sueños del 93”, de Geraldine Zivic. Pucha, ¿qué tiene ese man que yo no tenga? (y no soy el primero en preguntarlo)

Pues pensándolo bien, tiene encanto, gracia, diversión, chispa, ángel, charme, actitud. Y por eso se levanta a la Zivic, y por eso hace el papel que hace, y por eso ya no es el hijo de Nadia. Claaaaaro! Entonces no llegué a ninguna parte ni hice ningún descubrimiento que sirva para nada, pero entendí que mientras se sea buena onda (o se aparente serlo, porque a ese man no lo conozco), algo se logra en el aspecto eróticoafectivo. Conclusión, mis amigos que lloran por viejas que no les paran bolas: en vez de seguir los manuales aquellos como el de el arte de confundir, o de preguntarse si hay química, o de buscar que su dinero no esté en el lugar equivocado, tomen clases de encanto. Y sean encantadores y nadie los va a parar. Nadie. Ni yo.


P.D. Sí, en el fondo estoy diciendo que tengo mi encanto. Soy engreído ¿Y qué?

P.D. 2. Ando lleno de ideas que postear. Se le agradece al amigo fanático, que en harto ayuda. La ventaja de conocer gente tan estúpida y desparchada como uno.

P.D. 3. Esta vez sí se pueden comentar - menos Aljuri, que me debe una pola.

martes, noviembre 29, 2005

Dedicatoria apocrifa

Porque la verdadera epopeya es la que se vive antes de besarte

jueves, noviembre 24, 2005

Juana, Pequeña Llama

El viento sigue corriendo, pero cada día me trae menos sonidos de Juana. Mi silencio se debe a la lucha por retener las canciones que aún recuerdo, las hilachas de voz que van quedando, los inciertos ruidos que parecen venir de ella. Pero ya hace un par de días que el viento se limita a traer su propio zumbido, entrecortados por los pitidos, los motores, las risas de personas desconocidas. Ya no oigo a Juana, oigo a la ciudad e intento escucharla, pero no lo logro. Mi oído se amoldó a sus sonidos, y ahora lo ataca el silencio que, para un oído, es la muerte.

Quizás sigo soñando en este encantamiento, pero quiero creer que la muerte de mi oído, muerte pasajera, es la muerte de Juana la Casquivana, muerte definitiva. O pasajera.

Curiosamente esta muerte no me produce ni alivio ni dolor; no me siento triste, liberado, solitario o estupefacto. No. Sencillamente me molesta este silencio; Juana, mi bella Juana, esquiva como la luna, desapareció. Y yo, que no sé bailar a la sombra de los eucaliptos que pueblan mis recuerdos, sigo acá. Pero ya no hay ilusiones, no hay un corazón expectante, no.

Creo que estuve semiinconsciente, en un ingrato duermevela, por un par de días. Pero ahora siento que un calor extraño se acerca a mi mano, a mi mano izquierda, mientras ante mis ojos un escritor oriental muere y mata en el desamor. El calor es tímido, vacilante, poderosamente agradable – viene y va como dudoso, como inquieto, como asustado. Pequeña Llama, le llamarían los sioux o algo así. Pues Pequeña Llama me recuerda a Juana, me la hace sentir ni casquivana ni esquiva. Presente aunque con miedo. Gracias a Pequeña Llama, que quizás sea Juana en su nueva vida, muda y atenta, desperté, y pude volver a escribir.

Quizás alguien lo lea y me ayude a entender qué es lo que ocurre.

miércoles, noviembre 23, 2005

Estupidas excusas

¿Por qué me demoro tanto en escribir?

Lunes después de dos semanas de cuatro días, lunes que no es festivo, lunes con la temperatura bajitica, lunes con la energía aún más baja. Lunes de mierda.

Ideas que van tan fácil como llegan. Posts que nunca se escriben. Frases graciosas que pierden el chiste tan pronto se escriben. El fracaso.

Yo escribiendo de J Mario, y resulta que el humor colombiano está de luto por el Mocho Sánchez, que es un personaje que merecería un verdadero post. Y yo nada. Además de que las letras andan de luto por R.H. Moreno Durán, la filología por el doctor Chaves, mariajo por su abuelito (abrazote!), los conservadores por Roberto Camacho (godísimo, pero muy serio y juicioso parlamentario), los Uprimny por una hermana, un compañero de trabajo por una tía… días de muerte y reflexión.

Falta de conexión a la red.

Trabajo que nunca falta.

Mente perdida en otras tonterías, sandeces aún más estúpidas que esta.

Cansancio, cansancio, cansancio y ganas de dormir. Y como soy un hedonista, dormir y dormir y dormir.

Ocupaciones varias, variadas y disímiles.

Pereza.

Amor.

Desamor.

Más pereza.

Y Juana que no quiere ni vivir ni morir y que ya no aparece en sueños sino que desaparece mis sueños y yo que sueño con soñarla. Estoy somnoliento, nada que hacer.

Sueñen conmigo.

miércoles, noviembre 16, 2005

Merecida defensa

Este país es un país de envidiosos. Nada que hacer. Que dizque Uribito no es el mesías ¡ganas que tendrían ustedes de serlo! Que las reinas de Cartagena son ahí no más ¡que más querrían que ser igualitas, o poseer a una de ellas! Que Fernando Londoño es un hampón ¡un genio, es lo que es, nuestro magnánimo hombre! Que Dago García es un mal director ¡por lo menos hace películas, y la gente paga una boleta para verlas! ¿O nadie se vio “el carro” y demás productos?

Pero yo no vengo a poner en orden la totalidad el país, no; sencillamente he resuelto que me tiene mamado ver que nadie le agradece nada a quienes han forjado parte de nuestra identidad, a quienes nos han ayudado a ser mejores personas. Quiero revindicar la imagen de quien se ha convertido en un hazmerreír, pese a ser un verdadero educador de las nuevas generaciones, un arquetipo de quien logra mezclar entretenimiento con formación en valores, un defensor de las buenas costumbres y las buenas relaciones de los humanos con los ángeles. Sí señores, es él: J Mario (“muchas, gracias! Y ya nos está enseñando a ser educados).

Lo primero: para aquellos que creen que su nombre es Juan Mario o José Mario o Javier Mario, se equivocan (y, no, tampoco es John Mario..). Claro, tampoco tan en el clavo quienes ingenuamente opinan que “jota” es un nombre. No, no señores: “jota” es por la letra, y se trata de una combinación cabalísitica, porque es la onceava letra del viejo abecedario (ahora es la décima, porque mataron a la “che”, y ahí sí no sé qué pasa), una menos que la cantidad de meses en el año, y así facilita el éxito y la alopecia en quien se llame “jota”. Seguro, busquen al amigo de su papá al que le dicen “jota” y verán. Garantizado.

Así que este señor, bautizado de acuerdo a los más confusos y profundos secretos guardados por los rosacruces y los templarios, no es simplemente un ídolo de las amas de casa. No. El nos enseñó que “lo importante es la personalidad”, y miren qué ha hecho de nosotros. El nos indujo a preguntarnos “la bolita, la bolita, la bolita dónde está”, nos enseñó a desarrollar eso que los psicólogos llaman lateralidad (sí, esa repetición en Adán y Eva de “izquierda, izquierda, izquierda, izquierda, arriba, arriba, derecha, derecha, derecha, derecha” fue clave), nos recordó que siempre existen solteros “sin compromiso”.

Yo, señores, me declaro jotamarista. Me importa la personalidad, busco bolitas a cada rato, siempre creo que tengo una novia chévere, no confundo la derecha con la izquierda y solo le caigo a las solteras sin compromiso. Y todo esto me ha llevado a no ser tan envidioso como ustedes.

Gracias, Jmario (así, pegadito, como le decimos los amigos).

miércoles, noviembre 09, 2005

Tropipop, eso es lo que no se les tiene

Esta botica, en medio de su proceso de conformar y reforzar la alianza estratégica con La Tienda de la Esquina, ha encontrado la necesidad de hacer una aclaración, pequeña pero fundamental. Los clientes han hecho pocas sugerencias, pero varias se dirigen a la importancia de la música que viaja en el mundo cibernético (ve, sería más bonito decir cibernáutico, no?); aún antes de haber tomado medidas al respecto y de haber analizado el caso con don Federico, creo que es indispensable aclarar que no se poseen los archivos de la Mega.

Largas horas estuve encerrado en un carro este fin de semana con festivo, y no me quejo de ello: gran paseo. La cuestión es que con el paso del tiempo y la obsesión por poner la mega en el radio, me fui dando cuenta de la existencia de un abismo que me separa de la gente de mi edad: la música (claro, hay mil otros, pero ya iremos viendo, si es que yo me aguanto escribir tanta mierda, y sus mercedes leerla). O bueno, no de todos, pero sí de este grupo en particular.

La Mega, según noté, se especializa en el jedeondo reguetón y en cierto género musical al que no le conozco nombre alguno. Fonseca, Palo de Agua, Maía y demás acólitos de Carlitos Vives pululan en esa emisora, y sus canciones se repiten una a otra, y aparecen incesantemente. No sé si ese género se llama rumba urbana, como alguien me dijo (pero qué va, si la rumba de esta urbe va justamente del reggae al reguetón, de este género sin nombre al metal, del rap de las cruces a la salsa de los intelectuales de cincuenta años, de lo más electrçónico a guabinas y bambucos y “plancha”, de Darío Gómez a Björk…) o si efectivamente sea una mezcla de merengue con música de chimenea (algo así como un cruce entre los hermanos Vargas (Wilfredo y Sergio, claro está) y la trova cubana de Silvio y Milanés, pero le encontré un nombre. Un nombre que quiero proponer y foguear, a ver si logramos definirlo de alguna manera. Esta música, que no se les tendrá en esta botica, pasa a llamarse, por decreto del boticario autócrata, TROPIPOP.

Ni es tropical ni es pop pero es las dos a la vez, pero huyendo de ambas, en esa moda increíblemente variada que es la “fusión”. No sé, pero después de dos horas seguidas de eso, yo sí que quiero que me fusionen con lo que salga al paso (pero no con la tienda de la esquina, que queremos mantener la independencia). Y entre “paruparu papapaparu” y “larai laraira” me acuerdo de mis canciones de infancia, y me dan ganas de chuparme el dedo gordo del pie y de llorar a grito ventiado porque sí, porque me mama, porque estoy hasta los cojones de las pulseritas de Colombia y el tropipop y la gente que dice “claro, u’ón” y “no, marics, sté tiene’s ueo” y demás. Mamado. No puedo más y no quiero más. Pa’ eso mejor leo a Don Tomate y me voy de tomata, o al Dr. Barbarie y me identifico con su odio a todo lo socialdemócrata, o al que le brilla un lado y me siento, de nuevo, rdicalmente pendejo. Mejor oír Darío Gómez. O, si es pa’ eso, más bien recuerdeo el breve espacio en que no estás con Milanés y luego sacudo el esqueleto con el baile del perrito de alguno de los Vargas, y sale.

Pero eso vale ueo, marics, la cagada, u’ón, es que esta botica de mierda no les tiene la música de moda.

P.D. Pero, en serio, vayan al parque de los nevados. Uno se levanta y el viento baja la niebla de las montañas y el aire tiene menos oxígeno y todo es de nadie y uno se siente feliz.

P.D. 2. Juana está que regresa…

jueves, noviembre 03, 2005

Y, de nuevo

...gracias. Por verme comer mocos, decir que todo es estupendo, oirme pasar el chocolate a buches y estar conmigo. Reprocharme las cagadas, sentirlas, y seguir acá. Abrazo, amiga, compañera.

miércoles, noviembre 02, 2005

Del fulbito y los negocios

Como sus mercedes ya saben, este pecho nunca ha servido para bajar un balón y acomodar un zapatazo, y que el julbol me ha mamado tanto gallo en la vida que últimamente decidí mamarle gallo yo a él. Pero es que en realidad nunca había entendido la cantidad de efectos postivios que trae sobre la vida de quienes lo practican: cada mes están lesionados de una estupidez diferente, se entretienen con el compañero mirando a ver quién tiene la pierna menos peluda, tienen contacto físico con otros machos, madrean a sus amigos por cualquier estupidez (bueno, en el DILTV está también la cuestión de la bebida, pero eso es menos generalizado, creo yo. Pa’ eso hay tejo). Y hay una nueva puerta que se me abre.

Mientras que los grandes empresarios juegan golf para conseguir negocios, y en otros lugares de la ciudad son los campos de tejo o de mircofútbol los lugares donde los albañiles se pasan trabajos, el surrealista campo del Arnoldo Iguarán presentó a este servidor la inigualable oportunidad de ser el primer dueño de bló que discute, preapara, paladea y finalmente concreta un contrato de asociación con otro dueño de un bicho de estos. En efecto, Don Federico de la Regueira, dueño de La Tienda de la Esquina, y el viejo Lewinski, propietario de esta incomprensible Botica, han firmado un acuerdo para prestar servicios de forma conjunta.

No es por ser derrotista, sino simplemente por advertirle a los desprevenidos desparchados que esto leen, que el mismo día en que surgió esta maravillosa alianza, los dos interesados nos dimos cuenta de nuestro total desconocimiento de este mundo. No sabemos quién es azul, no entendemos quién demonios nos lee, no sabemos si somos solemnemente aburridos, no vemos qué carazos servicios podremos ofrecer. Lo que es claro es que la cadena argentina Farmacity, que ahora ha plagado esta ciudad, es nuestro modelo: botica y tienda de la esquina a la vez, pero la nuestra (cuyo nombre tampoco ha sido definido) será atendida por sus propietarios.

Está bien, por una vez voy a ser totalmente honesto: no entiendo qué carazos estamos haciendo. Sólo sé que hay que sumar esfuerzos para no quedar como las tristemente muertas emisoras 88.9 y HJCK (así digan otra cosa), para no quebrar bajo el peso del mercado. Sí, el capitalismo amenaza nuestra supervivencia misma, y decidimos que tenemos que empezar a sumar. No sé a sumar qué demonios, pero hay que hacerlo: lectores, insultos, desparches, letritras. Lo que salga.

Así las cosas, por favor indíquennos qué se puede hacer, que servicios conjuntos agradarían, qué carazos es lo que estoy haciendo. Porque, como por variar, no lo sé. Pero lo que sí me quedó claro es por qué los empresarios juegan golf y los albañiles juegan micro – y, claro, porque los universitarios y los jóvenes adultos juegan fútbol. Seguro no somos los primeros.