Para discutir de todo...como en botica.

jueves, diciembre 29, 2005

Fútbol amoroso

Es curioso cómo las relaciones amorosas, eróticoafectivas, de pareja o como quieran llamarlas (putcha, es difícil darles un nombre adecuado) suelen aparecer en una gran cantidad de conversaciones, tanto propias como ajenas (sí, soy de los que si está aburrido en el bus se pone a oír a los de atrás ¿y qué?). Y en esas, debido quizás a la apreciación inicial de un amigo, y luego debido a las reacciones que ha tenido el señor ladoclaro al hablar de ello, me he ido dando cuenta de que la relación entre ellas y el fútbol es realmente cercana.

Veamos. Si a usted le gusta una vieja, todo bien, pero la pregunta de “¿y hay fútbol?” lo aclara todo. ¿La vieja le para bolas? Usted le gusta a ella? Claro, a veces lo que es evidente es lo contrario, que alguna señorita, normalmente con gran desatino, gusta de sumercé, amigo lector. Y entonces uno le pregunta “¿Y usted quiere fútbol?”. Podría seguir por este camino, hablando de cuándo se pregunta “¿Y cómo va ese partidito?” o, “No, ese partido se perdió” o “Bueno, no está claro, pero ahí vamos a tiempo extra, a ver si en penales lo logro”, pero lo interesante no es tanto eso, sino la forma en que las reglas del fútbol se dinamizan.

Porque resulta que acá a veces lo cogen a uno fuera de lugar y, pailas, le anulan un gol que ya tenía hecho. O que uno se gambetea a tres defensas rivales, y cuando ya se está perfilando para sacar el zurdazo, llega algún espectador malintencionado y le acierta con un botellazo: cabeza rota, convulsiones… incluso lo dejan fuera del deporte por algunas semanas o meses. Y luego llaman a eso “tusa”.

Por otra parte, está la siempre interesante posibilidad de jugar varios partidos en simultánea. Claro, unos parecen meros calentamientos y uno los juega con la suplencia o, aún más, con algunos juveniles, como por no perder la oportunidad de practicar un poco. Otros, en cambio, se sudan con toda, se manda toda la titular y el partido se prolonga incesantemente, lleno de jugadas exquisitas, de increíbles robadas de balón, de cambios de estrategia y de marca hombre a hombre. Como en supercampeones, los partidos duran incluso años, y nunca se van a penales a ver si se gana o no.

Y hay tácticas para los partidos: el jogo bonito de jugadas vistosas y efectividad variable (táctica Julián Román, mejor dicho), la férrea defensa que juega al empate o, quizás, a meter un gol de chepazo (esta la usan bastante las señoritas), el ataque desordenado y lleno de ollazos (propio de los borrachos)… Y también hay estrategias: meterle la titular al primer rival que se enfrenta, encarar la temporada eligiendo cuidadosamente el planteamiento de cada partido para despistar al enemigo, jugar varios partidos a la vez, usar nóminas mixtas. En fin, ustedes lo dicen y existe.

A la larga, este post no sirve de mayor cosa. A menos, claro está, que estén metidos en alguno(s) de estos cuentos (y ¿quién no lo está? Así sea pasando el guayabo de una derrota), y que pensarlo como fútbol les deje ver nuevas opciones o, por lo menos, los haga verse como lo ridículo que somos.

P.D. Sí, feliz navidad y feliz año y demás. Pero todo sigue igual

P.D. 2: Bueno, no, es momento para pensar qué queremos hacer en el 2006. Yo, dormir.

P.D. 3. El mejor deseo de feliz año para Juana, eso sí.

jueves, diciembre 15, 2005

Inconexión

No me he visto factor X, lo confieso. No sé de qué se trata; quizás si se llamara factor XXX tendría una mejor idea (y lo vería). Pero nada, y sin embargo por ahí oí que un señor que se llama Julio es todo famoso ahora, y que Marbelle sigue igualita, aunque cada vez es Aún-menos-belle. Pues eso dicen, yo no sé.

El caso es que estoy empezando a pensar en los realities – bueno, llevo varios años pensándolos a ratos, pero esta cabeza en medio lenta. Y bien dispersa. El punto es que creo que esta joda de los blogs (o como los quieran llamar) es, en realidad, harto parecido a los realities. Digo, eso de que un desconocido empiece a hablar de lo que se le venga en gana, y que uno lo lea, tiene bastante del morbo de esos programas. Y que luego uno empiece a interactuar, otro tanto. Y después vienen los campeonatos de parqués, las borracheras, los amoríos. Todo lo de la “blogósfera”. Y pensar que odiaba los realities, y ahora me le pego a los que trata de organizar el señor Ladoclaro, o me meto en eternas discusiones con el Tendero y el Tìpico por tratar de ir a cine con una culebrita…

Total, que me gustaría saber qué es ser bloggero si no es ser exhibicionista, atontado social y medio demente – claro, y me gustaría saber si clasifico como blogueador, blogueante, bloggero, bloguero o como sea. Bueno, y ahora que estoy escribiendo lo primero que s eme viene a la cabeza, y que llego a este punto, me encantaría saber, para empezar, cómo se dice, quién define si uno lo es o no lo es: “El autodenominado blogüevador…”. Mierda. Hoy estoy aún más incoherente; la navidad no ayuda y otras pocas tampoco.

Paciencia, paciencia, amigo Lewinski. Algo habrá en esta botica para lo que sea que te ocurre.

lunes, diciembre 12, 2005

Monólogo insensato

Que una cosa es hacerlo correctamente y otra hacerlo bien, ya se me advirtió. Que la facilidad no es lo mismo que el talento, ya me lo repetí. Que soñar con algo no es lo mismo que tenerlo, que no hay que vivir de ilusiones sino de hechos, que hay que atesorar lo que se tiene y no lo que se sueña. Sí.

Pero a la larga no importa.

Comer chocolate tras chocolate, buscar el calor de las palabras, intentar una sonrisa desde adentro, esconder la mirada, no dejarlo ser.

No. Ya es suficiente. No.

Que corra, que busque lugares sagrados, que huela a miedo, que se despeñe en la nostalgia, que recuerde lo que ya nunca fue. Que sea. Que sea. Que sea lo que tenga que ser, en lo fingido, en lo real, en lo sincero.

Y yo, de espectador emocional emocionado.

viernes, diciembre 09, 2005

Y ahora

...entiendo que mi error fue creer que las epopeyas tienen un final.

lunes, diciembre 05, 2005

Un final (que, como siempre, es un comienzo)

Y no, ya vi a Pequeña Llama y no es Juana,. No tiene esa sonrisa cómplice y cruel, no baila como sumergida en un hechizo, no canta desde insondables distancias para acariciar mi oído. Juana calló y todo mi ser lo lamenta. Juana murió. Ahora estoy solo, tan solo que ni recordarlo quiero. Ahora soy libre, tan libre que me río.

Ahora sí es la vida sin Juana, el lento desvanecer de su perfume en mis manos, la necesidad de una linterna en las noches sin luna, el ronroneo que se apaga en mi mente. Y ya el silencio me resulta revelador y la oscuridad vuelve a ser una guarida. Vuelven los recuerdos de antes de conocerla, y revivo la amargura de su vientre. En algún momento el recuerdo ha de desprenderse de la nostalgia y enriquecerme más; ese momento ha llegado.

Pequeña Llama, pequeña como es, se ha perdido. Pero ya no quiero más mujeres que se pierden y no aparecen, ya no quiero escribir historias que no he vivido, ya no quiero mira con deseo y aprehensión a las flores carnívoras. Si se muere Juana, se mueren estas palabras.

P.D. Requiescat in pace, Juana

P.D. 2 Lean esto...