Mi direccion, mi nombre

En tiempos precibernéticos, todos teníamos una dirección. Acá en Colombia, solían ser una serie de números que en ocasiones dejaban atónitos a los europeos ("¿pero tu calle no tiene numbre?" - o si no recordemos la famosa canción de U2 sobre Nueva York), y pues en Europa o en latitudes más europeizantes y menos agringadas (como Aregntina o Chile, digo yo) son calles con no,mbres de héroes militares, accidentes geográficos o eventos pasados. Si me preguntan a mí, es mucho más bonito y más enredado lo segundo (porque eso de "vivo en la calle Ortiz, entre Boyacá y Fantasma desaparecido...ahí cerca a La Montaña Invisible", puede sonar mejor pero resultar más jodido...los que ganan son los editores de mapas). Y eso aplica para otras cosas.

Como han visto, parezco andar obsesionado con el internerd y sus detallitos. Y lo del ICQ me puso a pensar: todos tienen razón, que feo era perder la identidad y llamarse "ICQ#696969696" (lindo número, entre otras), así que en el messenger (y, en el futuro cercano, no lo duden, en google talk) todos nos podemos llamar como queramos. Lo que es muy democrático, pero a veces se acerca a lo ridículo: yo, por ejemplo, tengo como veintiocho "Cata" en mi lista, y nunca sé quién es quién, y me emociono cuando no toca, y regaño a la que no es y le echo los perros a mi prima y todo es un desastre. Porque también están los que quieren autodefinirse, o mandarle mensajes a sus amigos, o ser crípticos e interesantes. Así que el famoso "nick" (o apodo, como sería conveniente castellanizarlo), resulta tener miles de utilidades que no siempre nos ayudan a aclarar las cosas.

Entonces, viene la solución mágica: mirar el correo electrónico de la gente, esa nueva dirección que nos identifica en la ciberrealidad. Es entonces cuando algunos se llaman ricardoelgatoperez@millitosdelalma.com o ricardogarciarodriguez@loquesea.net, y todo nos queda mucho más claro. Pero no todos tenemos la visión de mundo como para llegar hasta ahí, a poner nuestro nombre en el correo y salir del problema de una vez por todas. No. Y las categorías que joden son varias. Veamos.

1) Existen los correos creados específicamente para la ocasión. por ejemplo, mi prima Catalina, que es una nota pero se aburrió de que la confundiera con cierta otra Catalina, me bloqueó de su lista, creó otro correo y me volvió a meter. Ahora cada vez que entra "Cata", resulta que su correo es catatuprimaquenoquierequelehechesmaslosperrosporerror@yo.com. Muy cómico el chiste y todo, pero nadie escribirá jamás esa dirección. Menos mal es un mal chiste. Pero no me hace reír.

2) Las instituciones son de lo peorcito. En la universidad el correo lo definían utilizando el nomre y el apellido, de tal suerte que a Helena Devia le quedó hede@incucatepec.edu.co, a Camila Casas cacae@incucatepec.edu.co, a Jorge de la Parra, jode@incucatepec.edu.co. Ni les cuento cuánto lloró la pobre Laura Vergara. Otras instituciones usan números, y volvemos alc aso del ICQ: ¡quién carajos es jtd6830@msn.com!

3) Están los que odian a su correo tanto como a su nick del mensajero. Conozco (y no es inventado) a serefeliz@hotmail.com, a lunaencreciente, a pepitadeagraz, a quieroserelprincipito, a lucharhastalamuerte... y no son correos alternativos, de mamadera de gallo o que esconden al verdadero luisgarcia@perdedor.com. No. Son las identidades reales.

En fin, sé que muchos conocerán casos aún más aberrantes. ¿o no, juglardelzipa?