Para discutir de todo...como en botica.

martes, marzo 21, 2006

Escuchado en un bus, con simpatía

"...porque es bastante lo que toca hacer. Es que en realidad no queda mucho tiempo para otras cosas, o bueno, sí queda pero entonces siempre anda uno de afán y así no hay gracia. Y es que por eso no he podido ni leer blogs; encima no falta el que me regaña por eso pero ¿qué culpa tengo yo? Bueno, sí, yo sé, debería organizarme mejor y no dejar que me pusieran una carga de trabajo mayor y demás estupideces, pero para sr honesto soy más bien vago y hago als cosas pero cuando se me da la real gana, y por eso cuando sube la marea me siento como sin alientos... sí, sí, y eso que el lunes festivo le robé un par de horas al ocio para trabajar y no andar tan colgado. Bueno, es cierto, yo siempre ando con mi cabeza en otras cuestiones ya hroa por fin me he de poner serio en lo laboral, lo sé, pero justamente eso me jode más, me siento desequilibrado si no hay espacio para ir a cine o qué se yo que estipideces..."

Y, claro,me sentí identificado. Es más, creo que es cierto: vi al mito urbano, al boticario.

viernes, marzo 03, 2006

Semblanza de un viernes de mierda (este, el anterior, cualquiera)

Trabajo, trabajo a la lata: primero, por la mañana, ir y venir entre el tráfico y los efectos del calentamiento global, por la tarde, sentado frente a un computado con una tabla de excel y el ruido del aguacero a mis espaldas. El almuerzo no pasó de una avena con chocorramo, o una empanada con colombiana, y el dolor de cabeza es suave y llevadero, pero no da tregua. Ya hay cansancio acumulado de otros cuatro días de trabajo, televisión y mal dormir, y encima hace como ocho semanas que no hay ni el olor de un festivo. La tarde va pasando y la ansiedad me obliga a hacer pipí cada cinco minutos – hasta que mi jefe hace un comentario irónico o amenazante, y toca aguantar. Mierda.

Cinco, cinco y media. El celular nada que suena, el Messenger, escondido del jefe, está vacío. El primo de 14 años manda links a páginas porno, nadie ha escrito en el blog. El celular no suena ni por equivocación o porque llame mi mamá a avisarme de unas onces el domingo para celebrar el cumpleaños de la tía abuela solterona y amargada. Nada. Entonces toca agarrarlo, y empiezo a navegar por mis contactos:”Está cuadrada”, “ya no vive acá”, “Debe estar con la novia”, “Que mamera de tipo”. Mierda.

Llamar a Javier – contesta ya más emparrandado que Diomedes, jincho perdido, y entre sus balbuceos aparecen un “lo quiero mucho”, algún “es que esa vieja sí es mucha perra” seguida de llanto entrecortado y, al final, algo así como un ronquido. Uno menos. Llamar, entonces, al viejo amigo del colegio. “No, hermano, quedé de acompañar a mi hermana a una fiesta. Si quiero lo invito; es más, hágale que o si no me aburro”. La niña que me gusta… no me atrevo, como siempre. Entonces la otra, la del aguante, pero no contesta. Aparece esa niña de la universidad, una feita y medio aburrida pero bien querida, en el Messenger. Toca decirle que vayamos a cine, porque o si no no sé de qué diablos le voy a hablar. Pero no, que ya quedó con dos amigas del colegio. Seis y media, toca ya irse para la casa. Mierda.

En el camino, otra repasadita al celular. Será llamar a la mejor amiga, aunque esa seguro anda con el nuevo novio- y, claro, está con el man, arrunchaditos desde ya, viendo une peli… y ya sé lo que sigue. No, no le tengo celos a ese desgraciado que la pasa bueno con Ana María mientras yo ando más solo que la una… más bien llamo a Felipe, ese siempre tiene plan. Claro que hoy su plan es con chica, como han sido las últimas, no sé, doce o trece semanas. ¿Qué le dieron de chiquito a ese berraco que es un tigre? ¿Será que si como de eso ahora lo logro mejor? Mierda.

En al casa, mis papás van saliendo cuando llego “¿qué vas a hacer? Nosotros nos vamos a cine. Que la pases rico”. Casados hace 32 años, llegando a los sesenta, y siguen teniendo más planes que yo. Carajo si estoy cagado. Más bien me trago lo que haya para comer, mientras son las…¡mierda, las nueve y nada que sale plan! Frenético, me voy a la agenda de cuando tenía 14 años, y aparece un amigo del barrio. Será una mamera, pero no hay de otra. Es mejor llamarlo antes de que me derrote la angustia de estar desparchado mientras en la ciudad la gente se emborracha, se enamora, se hace más amiga. Este man sí me invita a un plan, pero las características éticas y estéticas son tan dudosas que recuerdo eso de que la soledad es mala consejera. A leer blogs y chatear con el primo de la amiga del exnovio de mi prima hasta que sean las dos de la mañana y el sueño acabe conmigo. Mierda.